La vida no es que pueda tener emociones, es que DEBE tenerlas. Si huimos de ellas, si el día a día mata nuestras ganas de sentir, debemos luchar contra ello.
La emoción es eso que hace que la vida valga la pena. Esa ilusión, esa motivación, ese motor que debe llevarte a querer que pasen las horas para que suceda algo y no solo para que termine la jornada de trabajo o de estudios, llegues a casa y mañana se repita otra vez lo mismo.
Da igual dónde encuentres la emoción, lo importante es hallarla. Ya sea un amor, una afición, un hecho concreto, una esperanza… lo que sea. Siente un poco cada día. O todo lo que seas capaz. Siente. Esfuérzate en encontrar algo que te llene y no te dejes arrastrar por la corriente del hastío cotidiano y la zona de confort.
No permitas que los problemas y preocupaciones te roben tu vida. La vida es una sola y estás aquí para vivirla. Como mejor te plazca. Pero vívela. Y disfruta. Sin miedo.
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